La introducción del ferrocarril en Chile, se pensó que iba a crear una "revolución", "un nuevo Chile". Su construcción a lo largo del país, sin embargo, tuvo diferentes momentos y propósitos. Los ferrocarriles de las regiones mineras del norte, siendo sólo una extensión de la industria minera, fueron construidos con un fin económico estrecho: el transporte de mineral. Estas compañías no recibieron aporte directo del Estado, y como otras corporaciones chilenas, permanecieron como empresas privadas.
En tanto, las construcciones de las líneas del Valle Central y sur de Chile tuvieron propósitos políticos y nacionales, así como económicos, y su finalización fue una cosa de orgullo nacional. La formación de una sociedad mixta entre el Estado y particulares fue, después de la formación de la Compañía del Ferrocarril de Valparaíso a Santiago, en 1852, la única forma viable de financiar el ferrocarril en el valle central. A contar del 1 de enero el tren efectuó un recorrido diario.
Un Historiador señalo: que, este ir y venir del tren, trajo un auge inesperado a los dos terminales, duplicándose la población y la importancia a la vez del puerto de Caldera".
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